La responsabilidad sin condiciones

Te has preguntado como seria tu vida si hubieras sabido, mucho antes, lo que aprendiste y ahora forma parte de ti. Yo me he hecho esa pregunta varias veces y he llegado a la conclusión que cada aprendizaje se presenta cuando tiene que aparecer… y ahí lo dejo. Cada aprendizaje que he ido incorporando a mi vida ha sido como abrir puertas y ventanas que estuvieron cerradas durante mucho tiempo y que seguro esperaba que se abrieran desde afuera. He podido ver como he estado ciego frente a la realidad perdiéndome de muchas cosas valiosas para mí, cuyo precio he pagado por supuesto.

Incorporar la responsabilidad en mis actos creo que es uno de los aprendizaje más valiosos que he tenido y se lo tengo que agradecer en especial a Fred Kofman, con quien aprendí, entre otras cosas, que puedo elegir vivir desde mi mundo interior escuchando mis sentimientos, emociones, manejando mis creencias y decidiendo sobre ellas o desde un mundo exterior sobre el cual no tengo control. Entender que solo percibo información desde el mundo exterior y que yo puedo decidir conscientemente, apelando a mi libertad, podría marcar una gran diferencia en mi esperanza de vida, en mi salud y traducirse en beneficios para las personas con las que interactuo.

Los conceptos de responsabilidad, integridad y humildad parecen tan sencillos de entender y a su vez tan complejos de aplicar. Nada garantiza que leyendo sobre ellos te hagan una persona más efectiva sino pregunta cuantos libros sobre dietas no funcionan en la práctica, acaso ¿nunca has estado en la disyuntiva de tener que decidir entre una lechuga y una lasagna? Es en el rigor de la práctica, como el atleta que entrena diariamente para lograr una nueva marca, que puedes percibir los beneficios, en otras palabras hablamos de disciplina; que no es nada más que mantenerse consciente todo el tiempo posible, para alcanzar tus objetivos. Estamos acostumbrados, desde niños a asociar la responsabilidad con la culpa, será por ello que seguimos viendo como reaccionan los adultos ante los errores; es más fácil señalar al otro y presumir de inocentes. El precio de la inocencia es la impotencia dice Fred, porque para encontrar la solución tienes que verte como parte del problema, de otra forma no hay como lograrlo y ello solo acaba en frustración y resignación para uno.

La responsabilidad es definida por Fred como la habilidad para responder con integridad frente a los desafíos. Más que buscar la culpa o los culpables es importante ser consciente de lo que tú puedes hacer, con lo mejor que tienes, frente a una situación. Es probable que no hayas sido la causa del problema pero si eres responsable frente al problema. En el interior de las organizaciones es podido ser testigo de como las personas se victimizan y a veces se paralizan, pensando que son los otros los que causaron el problema y por lo tanto son ellos lo que deben solucionarlo. La pregunta que yo les hago es ¿Quien sufre las consecuencias de esa situación? y luego les digo: si tu sufres las consecuencias, entonces ¿Quién tiene el problema?. Reconozco muchas veces haber dicho “que injusta es la vida” y sobre ello aprendí que la vida no es justa, que solo es como es y que si vivo anclado a ese juicio podría terminar desgastado y devastado.

Cada desafío, para otros llamado problemas, pone a prueba tu poder de decidir. Hoy tengo en mis manos una linterna que apunta hacia otros espacios que antes eran poco claros para mí o simplemente no sabía que allí estaban. Me refiero a que ahora uso mis energías para hacerme cargo de lo que yo puedo controlar, lo que Fred llama trabajar en el proceso. Por ejemplo no puedo evitar que llueva, pero si puedo protegerme con un paraguas a mano. No puedo evitar que las personas actúen como quieren actuar, pero si puedo influir en ellos proponiendo conversaciones. El actuar con responsabilidad e integridad no garantiza el éxito; si por ello entendemos lograr lo que planeamos, pero si garantiza la paz interior de haber procedido en linea con tu valores. Para mí no hay nada más valioso que luchar con dignidad para lograr un propósito y aun cuando no obtenga el resultado que esperaba, nada me hará sentir más orgulloso que sentirme pleno y haber hecho uso de mi libertad.