Busca en tus cicatrices

Ocasionalmente, sin una frecuencia exacta, posiblemente cada dos meses, o tres o incluso más, cuando acabo del entrenamiento y estoy a punto de entrar en la ducha – ayer por ejemplo – me detengo frente al espejo y miro todas las cicatrices que están repartidas por todo el cuerpo, no son muchas, 12 exactamente. Hago esto porque disfruto recordando la historia de cada cicatriz. Es el tatuaje de una aventura. ¿Esa mancha blanca en la parte inferior del gemelo derecho? Una historia con persecuciones, riesgo, imprudencia y mucha inconsciencia cuando tenía 16 años.
¿La marca en el trasero? Poesía, la perdida de un tesoro, un viaje, una promesa y un final inesperado.

Es curioso, las cicatrices aunque están curadas, permanecen más blandas y débiles que otras zonas de tu cuerpo. Una vez estás herido, no vuelves a antes de herirte. Las cosas son un poco diferentes.

Otras cicatrices
De una manera u otra, existen las cicatrices físicas, las fáciles de reconocer e identificar – los costes y lágrimas de lanzarte a por las cosas de la vida.

Luego, interesantemente, están aquellas cicatrices más sutiles que todos llevan ahí dentro, deslices emocionales del pasado.

- Veces en las que has humillado o sido humillado.
- Veces en las que mentiste o has sido mentido.
- Veces en las que ignoraste o has sido ignorante.
- Veces en las que denigraste o has sido denigrado.
- Veces en las que infravaloraste o has sido infravalorado.
- Veces en las que hiciste fallar o fallaste.
- Veces en las que te aprovechaste de otras personas o se aprovecharon de ti.
- Veces en las que fuiste prepotente o lo fueron contigo.
- Veces en las que te traicionaron o traicionaste.
- Veces en las que decepcionaste o fuiste decepcionado.

Todas ellas podrían ser heridas desde hace años, quizás muy viejas, heridas profundas que no sanan, sutiles y ocultas. Seguramente cada una de ellas estarán definiendo tu comportamiento, carácter y forma de actuar de manera deliberada.

- Huyes, rechazas intentar eso de nuevo.
- Te escondes, evitas confrontarlo.
- Desatas tu instinto animal, prefiriendo atacar a ser atacado.
- Pierdes coraje, juegas seguro, no arriesgas.
- Desmereces tu ser, te afecta y te cierras en ti mismo.

La línea que separa mediocre de increíble
Tus cicatrices, las mías, nos retienen de ser el más increíble que nunca hayamos conocido. Hay otra manera de ver esas cicatrices.

Las heridas que has recogido durante toda tu vida, podrían ser la fuente de tu grandiosidad. Podría ser la razón que necesitas para hacer lo que realmente importa.

Cualquiera que sea el hecho, la situación, el problema o la persona, necesitas escribir la historia de lo que significa, sí escríbelo en un papel, exprésalo, toma el tiempo que necesites, luego reconoce cual es la acción que debes tomar. Al final encontrarás en tus cicatrices la fuente de fuerza, determinación y sabiduría, o ese lazo que conecta los puntos que necesitas conectar.

¿Qué elección vas a tomar? Esa cicatriz te está limitando. ¿Qué es? ¿cómo podrías curarla?