El lado humano de la gerencia

Nunca te preguntas por qué no sientes afecto por una pared, la rueda de tu coche o el ventilador de techo. De la misma forma, un jefe maleducado o mentiroso, genera desapego y falta de compromiso en su gente, sin que en los empleados suene una alarma interna que anuncie “esto está mal”.

En posts anteriores nos referimos a la justicia en las distribuciones y los procesos empresariales. Sin embargo, si buscamos que los integrantes de una organización tengan una visión positiva y justa de la misma, debemos atender también a una tercera dimensión, tanto o más importante que las primeras.

En el año 1986, dos investigadores de apellidos Bies y Moag llamaron justicia interaccional a la dimensión humana de la relación jefes-subordinados. En este sentido, un gerente será respetado y seguido por sus empleados en la medida que les brinde información veraz sobre las decisiones que toma y los trate con dignidad y respeto.

Los grandes líderes saben ganarse el respeto de su gente
Hace unos años, un equipo de fútbol de primera división fue dirigido por un técnico de enorme prestigio. Los jugadores cobraban altísimo sueldo (distribuciones) y estaban muy de acuerdo en la forma en la que el club decidía a quién pagar más y a quién menos (procesos).

Sin embargo, ocurrió algo trascendente. Los jugadores (y aquí no interesa si tenían razón) entendieron que su técnico se portaba en forma irrespetuosa y prepotente. A pesar de llevar varios puntos de ventaja, terminaron perdiendo el campeonato. Se habló de arreglos, traiciones y falta de capacidad, pero sólo ocurrió que los deportistas, al creer que eran injustamente tratados, sintieron poco afecto por su líder y dejaron de responder. Este no es un hecho puramente consciente, pues muchos estudios demostraron que cuando existe un trato injusto, la persona tiende, en su comportamiento cotidiano, a boicotear el éxito de la organización, incluso sin darse cuenta de ello.

Nunca te preguntas por qué no sientes afecto por una pared, la rueda de tu coche o el ventilador de techo. De la misma forma, un jefe maleducado o mentiroso, genera desapego y falta de compromiso en su gente, sin que en los empleados suene una alarma interna que anuncie “esto está mal”, como sí ocurre, por ejemplo, si realizan un acto delictivo o fraudulento.

Entonces, si eres jefe y quieres que el grupo te respete y camine a tu lado, no deberías olvidar estas premisas:

  • Respeta los tiempos, creencias y costumbres de los demás. Tu equipo debería ver en ti a la persona que los ayude a resolver sus tensiones y molestias.
  • No creas que eres gracioso, simplemente se ríen porque eres el jefe. En las bromas laborales suele haber mucho de rencor, agresión y ofensa. Evítalas.
  • Informa claramente lo que ocurre, lo bueno y lo malo. No mientas, todos se dan cuenta cuando lo haces. Créeme, no eres genial, se te nota.
  • Si nunca te preocupas por la vida de tu gente, no te acuerdes justo antes de pedirles un favor. Se genera un reflejo condicionado que les impide responder en buena forma.
Sólo como información: el técnico de fútbol no volvió a conseguir equipos para dirigir, pero los mismos jugadores, ganaron varias copas luego de su partida. Que no te pase lo mismo.