Un llamado a escribir y a recordar…
Al recibir esta invitación sentí una emoción especial, mi corazón latía rápidamente, una sensación de nerviosismo me hizo sollozar y preguntarme ¿Por qué estoy experimentando estas emociones?
Sin esperar respuesta, empecé a organizar mis ideas, y llegaron a mi mente diferentes vivencias, especialmente recordé mis años de colegio, cuando mi padre me internara para “protegerme del mundo exterior y sus diferentes experiencias”.
Pero realmente nadie puede evitarnos la oportunidad de vivir y aprender las diferentes lecciones que la vida nos brinda, ni siquiera aquellos Mentores, que de alguna forma elegimos para obtener el aprendizaje necesario que nos permita evolucionar.
En nuestro camino hallamos maestros, por ejemplo, padres, familiares, profesores, amigos, pareja, hijos, jefes, compañeros, colegas, vecinos…
De cada momento vivido podemos aprender algo y es un deber transmitirlo, aunque existen diferentes formas de hacerlo. Por ejemplo, recuerdo a mi profesor de español, Gilberto, quien era un experto en recuperar la atención de sus alumnas, ejercitando sus dotes de buena puntería, con trozos de tiza a gran distancia.
Con su carácter fuerte en una ocasión nos pidió escribir un ensayo sobre un clásico de la literatura hispanoamericana, manifestando además que algunas alumnas lo compartirían en público.
Yo, que tenía la timidez a flor de piel, en el momento de la selección cruzaba los dedos y lanzaba plegarias para no ser una de las seleccionadas, porque sentía temor ante ese reto, desconociendo que con él me estaría preparando para asumir otros más grandes.
¿Y adivinen que sucedió? Encabecé la lista de las elegidas, Ni modo, me llené de valor y compartí mi creación, mis compañeras estuvieron felices, disfrutaron mi relato y rieron a carcajadas.
Después de esta experiencia seguí escribiendo otras historias que quedaron archivadas en las últimas hojas de mis cuadernos que cambiaba cada año.
Recordar esta experiencia me hace reflexionar:
- Que es divertido escribir por placer, por expansión o por profesión.
- Que conviene darnos nuevas oportunidades para contribuir con enseñanzas y dejar a las nuevas generaciones el conocimiento adquirido.
- Que definitivamente, quien más aprende es quien enseña.
- Que resulta grato acortar a otras personas su curva de aprendizaje y que es además otra forma de enriquecer nuestra historia.
- Que enseñamos lo que sabemos, pero contagiamos lo que vivimos.
Por lo anterior en mi rol de madre y gerente he descubierto que las personas que tengo a cargo me observan y aunque no siempre escuchan lo que les digo, si actúan según mi ejemplo.
La persona que quiera asumir el rol de Mentor enseñará con amor desde su experiencia, invertirá su energía para aconsejar y con buen humor guiará a otros a superar las barreras que se le presenten.
Y finalmente, sin buscarlo obtendrá el amor, la admiración, el respeto, la gratitud de los seres humanos a quienes les dio lo mejor que tenía para ofrecerles.
Mi historia con el Mentoring:
El Ciclo de la Gestión Económica en las Organizaciones
La experiencia me ha enseñado que, para alcanzar los resultados deseados en las diferentes etapas del ciclo económico de cualquier empresa, es básico construir relaciones saludables, despertar en las personas el gusto por generar resultados y gran amor por su trabajo.
Para lograr este reto, los gerentes pueden actuar como Mentores y desde su experiencia educar a su talento humano inspirándolo y haciéndolo participe de crear soluciones ante los retos que enfrentan a diario.