Como rescatar a España y no morir en el intento

España, es una de las naciones del mundo que sin duda alguna transita por situaciones de desequilibrio duras de afrontar tanto en el corto como en largo plazo, al igual que en otros pueblos del viejo continente sus líderes deben adoptar soluciones viables y sustentables a fin de retomar satisfactoriamente el equilibrio pleno de sus finanzas públicas y rescatar con éxito el resto de su aparato productivo local; todo ello con el determinado objeto de no solo salir de su actual situación económico social , sino al mismo tiempo crear las bases para el desarrollo integral futuro sin que todo este transitar amerite un largo y costoso impacto social tanto para los individuos, sus empresas y el propio Estado.

Los síntomas y acontecimientos que determinaron el punto de inflexión en la actual situación de crisis económica española, van desde el quiebre de cajas de ahorro, déficit en las cuentas públicas, problemas de crecimiento económico, altos niveles de desempleo, alto endeudamiento público y decrecimiento en los niveles de ingresos del Estado hasta decantar en grandes vulnerabilidades y riesgos que presenta hoy en día el sistema financiero de España, así como también el grave deterioro generado en la calidad de vida de un gran número de sus conciudadanos. El análisis de toda situación de crisis nos conlleva necesariamente a separar en primera instancia las condiciones estructurales existentes de aquellos elementos coyunturales que limitan o condicionan el resultado las medidas aplicadas por los organismos y entes competentes, solo así estaremos abriendo las puertas de nuestra capacidad para ofertar soluciones integrales, implicando el necesario equilibrio social, es decir lo económico de la mano de lo social y no el cumplimiento de uno a expensas del otro.

Cada situación de crisis presenta sus propios causales, sus propios actores, sus propios impactos y por ende amerita sus propias y vinculantes mediadas de recuperación; en tal sentido, los planes de rescate no pueden ser adoptados como “medicamentos genéricos” capaces de solucionar desequilibrios en cualquier contexto o latitud del orbe. Medidas como: Límites al pago por desempleo, eliminación de cargos públicos, recorte de salarios y beneficios laborales, liberalización de ciertas actividades económicas y el aumento de impuestos constituyen propuestas formuladas con anterioridad para vecinos cercanos en el continente europeo, a la vez que decantan en un grave impacto sobre la sociedad española. Cuando este conjunto de medidas, adquieren el carácter de compromiso ineludible asumido por sus propios líderes, solo el sacrificio de ciertos beneficios a la población y una gestión disciplinada por parte de sus dirigentes pueden permitir los resultados esperados no por quienes lo padecen, sino por los entes acreedores que impulsan el conjunto de medidas antes señalados.

Los fondos de “rescate” o “ayuda” constituyen en esencia mecanismos de financiamiento donde alguien se compromete a otorgar un préstamo o auxilio financiero a fin de permitir la recuperación de ciertas condiciones económicas de un país, exigiendo al beneficiario no solo el pago total de la acreencia sino imponiendo paralelamente condiciones mínimas necesarias que minimicen la errada discreción de los fondos o en el peor de los casos el impago de los recursos previamente transferidos. En resumidas cuentas, un fondo de rescate obedece a condiciones de crédito internacional donde el país beneficiario debe ajustarse a las reglas impuestas por el acreedor, pero contradictoriamente este paquete de ayuda es capaz de fomentar por si solo las condiciones elementales para requerirse de nuevos y reiterados auxilios financieros, pues España antes de adoptar cualquier mecanismo de rescate similar, debe tener presente su realidad monetaria como condición supranacional de carácter estructural en comparación a la dinámica coyuntural de la economía mundial de corto y largo plazo.

Ahora bien, tanto España como aquellos países que presentan condiciones de desequilibrio semejantes a esta nación, pueden optar por otra alternativa de financiamiento menos onerosa, menos riesgosa y donde no se condiciona en demasía la libertad del Estado para encaminar otras prioridades de la población, esta alternativa la constituyen las denominadas plataformas de alto rendimiento o como bien se conocen por sus siglas en ingles PPP (Private Placement Programs), de las cuales podrán conocer un poco más a través del artículo “Plataformas de alto rendimiento y apalancamiento social” publicado en este mismo portal. En este particular, cualquier tipo de garantía liquida o soberana colocada por el Estado Español u organismo competente, se convierte en “el detonante” para la generación de recursos financieros que de manera imperativa deben estar encaminados a la generación de soluciones sociales.

A través de este mecanismo, el Estado Español no requiere de la emisión de nueva deuda soberana ni la implantación de severos planes de austeridad, permite la recuperación de la actividad económica a partir del empleo real y el consumo, permite minimizar la carga tributaria sobre la población, crea las bases para la reactivación del sistema financiero, contrarresta la pobreza generalizada, reduce “el calentamiento social” y minimiza las corrientes migratorias de mano de obra especializada y talento humano dentro de España o desde ella a otras naciones, logrando de esta manera lo que suelo denominar el desarrollo integral entre lo económico y lo social.

Rescatar a España, no es solo rescatar su economía; las viejas recetas y condiciones de financiamiento han evolucionado a estructuras y sistemas desarrollados dentro de la moderna arquitectura financiera internacional. Hoy en día podemos ofrecer soluciones viables y sustentables sin generar mayores restricciones a la población, especialmente a aquella en condiciones de mayor vulnerabilidad social, esta es mi propuesta de rescatar a España y no morir en el intento.